La hidratación es un proceso esencial para ti, cuando la descuidas se produce deshidratación. Si llegas a perder tan solo el 1% de tu peso en fluidos (600 g en una persona de 60 Kg) se comienza a deteriorar tu estado de alerta, concentración y memoria a corto plazo, pero además tu resistencia y habilidades deportivas.

La deshidratación puede ser rápida cuando estás enfermo con diarreas o vómitos, moderada cuando sudas durante el ejercicio o lenta si vives en un lugar caluroso o simplemente no bebes suficiente durante el día. En cualquier caso necesitas reponer los fluidos perdidos. Sin hidratación no hay vida.

Como los síntomas de deshidratación son poco específicos y dependen de la cantidad y la velocidad con que te has deshidratado es posible que los ignores. Pero estas son las formas más comunes en que tu cuerpo te grita que bebas: Boca seca, sed, dolor de cabeza, mareos ligeros, orina oscura, pocas o ninguna lágrima al llorar, fatiga y debilidad.

Si la deshidratación es grave puedes presentar: Sed extrema, irritabilidad y confusión, boca, piel y mucosas muy secas, falta de sudoración, poca (color oscuro) o ninguna orina, ojos hundidos, piel arrugada, presión arterial baja, frecuencia cardiaca alta y hasta delirio o inconsciencia.